Un beso invita a otro beso
a
pasearse
por el tibio terciopelo de tu cuello
que como un hogar me recibe
todo.
Una caricia y otra
y otra un poquitito
más
inauguran la danza del fuego,
el rito de vivirnos cuerpo
y perdernos, como niños,
en la apertura del amado,
en la sagrada inocencia
de
volvernos
locos.
Guillermo Barber Soler
Very hot! ¡y vampiresco!
ResponderEliminar¡Guau Guillo! ¡Muy linda esa locura!
Uno de los más lindos tiempos sin tiempo.
Tiene un ritmo y una métrica como entre cortado y torpe, lo cual me parece bueno porque le añade una atmósfera como jadeante. Como si no hubiera control. El ritmo y métrica de este poema está muy acorde a la temática del beso. Me gustó mucho.
ResponderEliminarConsejo para los futuros lectores: Hay que leerlo en voz alta y respetar los tiempos que marcan los cortes de los versos y las puntuaciones.
¡Gracias, Marisa y Héctor!
ResponderEliminarRealmente es uno de esos tiempos sin tiempo, que te cortan el aliento y nos sacan de nuestro ritmo habitual, como una síncope fantástica, como un aliento de locura; locura que es vida.
Me gustó! Muy claro y sincero! Felicitaciones.
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