Foto, M. Gobbi
Como se sabe, hemos tenido que
lamentar muchas tragedias debido a que hay gente que se comporta de manera temeraria
frente a los ascensores, y todo a causa de su ansiedad (la ansiedad de la
gente, no la de los ascensores).
Me refiero a la costumbre de
arrojarse hacia adelante apenas se abre la puerta presumiendo confiadamente la
presencia de un ascensor; o de un descensor, según haya sido el propósito del
pasajero al pulsar el botón de llamada del artefacto. Ocurre que del otro lado
suele estar sólo el vacío, que junto con la ley de la gravedad forman un dúo
algo peligroso para los imprudentes (dejo a los filósofos del grupo la
resolución de la paradoja sobre si el vacío puede estar, algo que supera a quien sólo fatigó los pasillos de una
mediocre facultad sudamericana de Derecho).
Para cuidar a la población de
esos peligros tan frecuentes, los concejales de San Pablo han dictado una ley
que generó la obligación de colocar cartelitos en los palieres y de hacerles el
mantenimiento, y que seguramente empleará a cientos de inspectores que se
ocuparán de verificar que el aviso siga en su sitio al lado de cada ascensor en
cada piso de cada una de las muchísimas y gigantescas torres de esa ciudad
inacabable. Dicen esos cartelitos: Aviso
aos passageiros. Antes de entrar no elevador, verifique se o mesmo encontra-se
neste andar. Ley 12.722 válida para todo o Municipio de São Paulo.
Inspirados en los principios del
Derecho Paulista de los Ascensores hay funcionarios que ya están pensando en
continuar ejerciendo su infatigable misión de cuidar a la gente boba con otras
leyes que contengan consejos no menos trascendentes: “antes de retirar la pizza
del horno asegúrese de protegerse con algo que intermedie entre el calor de la
fuente y sus manos”, “antes de evacuar su intestino asegúrese de haberse bajado
los pantalones”, “antes de casarse, asegúrese de que su novia no sea una loca
de atar o, si lo es, al menos de que encima no sea pobre”.
Marcelo Gobbi
¡Como siempre Genial, Marcelo!
ResponderEliminarMe hace reír tu manera de contar nuestra estupidez humana. Le muestro a todo el mundo tus textos. Son mágicos.
Este exceso de cuidado de la ley contrasta con el abandono que aparece en el anterior. ¿Solidaridad en cuotas? ¿Miedo a las demandas?
Muy bueno Marcelo, eso sí, no estaría de más que nos pongan cartelitos de: las fotos de la publicidad no son fieles a la realidad, aunque reenvíes los 20 mails no te van a dar una notebook, la ropa nunca te va a lucir como en las fotos a las modelos, nadie aprende algo en sólo 2 semanas, uno no "para de sufrir" con sólo cruzar la puerta, etc, etc, etc.
ResponderEliminarMarcelo: El de la pizza y el de los pantalones pueden esperar un poco, pero el último consejo que proponés habría que convertirlo en ley ya mismo por el bien común! Qué risa!
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