Henri
Matisse, Femme assise a sa coiffeuse
http://www.elangelcaido.org/creacion/031/031matisse.html (ilust. blog)
Horas disueltas
en zappings intermitentes
Anestesia de espejismos,
imágenes rutilantes
de sueños virtuales
Colores intensos, eufóricos, confusos
Y de pronto
esa lasitud agobiante,
el instante hundido
hecho nada,
nunca
y las rutinas vacías,
bostezo del corazón
añoranza de silencio
Mimi B.
4-07-2012
Me gustó mucho. Justo este cuatrimestre veíamos la Odisea con el profesor Baliña y en la escena de los lotófagos (que comían esas plantas y no querían hacer nada más) nos decía que para él la televisión era su loto, porque no pide nada de uno más que estar ahí. La mayoría de las veces ni siquiera necesitamos prestarle atención; es ruido de fondo y ya.
ResponderEliminarEstimada Mimí: me parece muy plástica la forma en que pinta el "spleen" contemporáneo, el tedio que nos arroja al abismo si nos dejamos sorprender por él.
ResponderEliminarEstamos llamados a rescatar el sentido de las cosas. ¡El sentido mata al tedio!
Muy bueno! Muy del sentir actual! Me hizo acordar a lo que solía decir Andy Warhol sobre sus pinturas: que eran eso que se veía a simple vista y que no había que buscar ningún doble sentido, ni menos, una espiritualidad que las sustente...
ResponderEliminarMe gustó lo del "instante hundido", Mimi. Creo que refleja la oscuridad o nuestro estado de confusión y desorientación que es una especie de trampa a la libertad.
ResponderEliminarY la nostalgia del silencio. "El silencio está expulsado de la pantalla, expulsado de la comunicación. Las imágenes mediáticas (...) no callan jamás(...) Ahora bien, el silencio es precisamente este síncope en el circuito, esta ligera catástrofe (...) al sancionar que toda esta comunicación sólo es en el fondo un guión forzado, una ficción ininterrumpida que nos libera del vacío, el de la pantalla, pero también del de la pantalla mental, cuyas imágenes acechamos con la misma fascinación." (Jean Baudrillard)
Pareciera ser que preferimos adherir a guiones forzados antes que escribir la propia historia. Defraudamos distraidamente las miles de manos tendidas hacia nosotros buscando salir del laberinto.