Caperucita Roja – Tomás Makishi Nako
Hace un tiempo
atrás,
que te veo
deambulando
a oscuras y
descalza.
Llevo poco aceite
en mi lámpara,
pero no importa,
caminemos juntos
hasta donde dé.
Es mejor perderse juntos,
que encontrarse solo
(¿no es eso, acaso,
una forma de perderse?)
Héctor Makishi Matsuda
Muy lindo Héctor. Lo que me llama la atención es ese espacio de incertidumbre que siempre dejás en lo que escribís y proponés. Aceptando que hay poco aceite aceptas el riesgo e invitas a ello. La mayoría, me parece, tal vez me equivoco, trata de convencer a los demás, a base de promesas de éxito y fin asegurado. De hecho, me sorprendió mucho tu final y la verdad que no me lo esperaba. Pero pensándolo bien es la única propuesta posible y honesta ¿no?
ResponderEliminarSí, es cierto lo que decís sobre la incertidumbre. (¿Pero siempre? Voy a revisar los anteriores). Y creo que el riesgo es casi una condición muy espontánea de la vida. Y creo que "caminemos juntos hasta donde dé" está una vez más en consonancia con "it's better burn out than fade away" de Neil Young que hice alusión en el poema Crónica. Hay que lanzarse y después corregir, jaa! Si uno espera que todo esté bajo control, puede pasar toda una vida. ¿no?
EliminarTal vez exageré con decir siempre... pero es una sensación que tengo. Con respecto al comentario de Marisa la pregunta sería (me la hice después de escribir el primer comentario) porqué pusiste a Caperucita...
EliminarHace unos días, estuve viendo unas ilustraciones de mi sobrino y eso que ves ahí, es algo que dibujó a mano y editó en Illustrator. Me gustó mucho el dibujo y pensé que graficaba muy bien a la interlocutora del poema. Alguien que anda a oscuras y (no sé si) descalza. Como extraviada. Y es ahí donde yo aparezco con mi lámpara de "virgen loca" como diría San Ignacio de Loyola. Y a ver qué pasa.
EliminarVos conocés mi casa.
ResponderEliminarEl perro de al lado ladra cuando me escucha a mí o a nuestro perrito Antonio. De lo contrario, se calla y es como si no existiera. Eso es bueno? Eso es malo? Nos estará saludando o mandando a la mierda? No sé...
Pero es un hecho!
No entendí. ¿Por dónde va la reflexión? Algo así como "caminante no hay camino, se hace camino al andar"? Es decir, tu perro vecino existe cuando ladra al reconocerte a vos o a Antonio? Y de ahí al poema? No sé.
EliminarLeyendo el poema y escuchando a simultáneo de fondo cómo los dos perros ladraban entre sí, me dio la impresión que de alguna manera en el patio estaba pasando eso de que es mejor "perderse juntos", que "encontrarse solo". Suena medio rebuscado tal vez, pero los perros ladraron en serio... JA!
EliminarMMMmmm no sé. Yo me quedaría en casa hasta que amanezca. ¡A ver si el de lámpara es el lobo feroz!
ResponderEliminarBueno, pero si ya estás en el baile, deambulando. La lámpara a parte, la porto yo, no un lobo disfrazado de cordero. Es una circunstancia concreta y objetiva. Ja!
EliminarOk entonces ¿dónde querés ir?
EliminarCon Ángeles estamos planeando hacer el camino a Santiago de Compostela. ¿Querés venir? Eso sí, yo no me voy a poner la caperuza.
Está todo bien, Marisa. Ja! Con respecto a Santiago de Compostela, es una propuesta más que interesante pero imposible por ahora. Gracias igual por la invitación!
EliminarEs un sueño, Héctor. Veremos si nos alcanza el aceite en la lámpara...
EliminarGracias a vos por el sentido del humor. Muy linda tu poesía y lo que propone
Héctor: Es muy bueno encontrarse al calor de la luz, incluso por aquellos designios misteriosos de las firmas trascendentes que llevamos escritas en nuestro corazón: uno siempre desea que la luz no se apague. ¿No te ha pasado a vos?
ResponderEliminarSaludos!
Sí, es tal cual lo decís. Uno camina por esas firmas trascendentes que llevamos escritas en nuestro corazón. Esa firma es como un motor pero no necesariamente te ilumina. Entonces, con o sin luz, te animás a avanzar. La luz no siempre es condición sine qua non para decidirse. Me ha pasado, Ignacio.
EliminarMe hizo pensar, que la luz tambien aparece, la vemos,cuando sentimos que no estamos solos, cuando tenemos compañia,que nos ayuda a cruzar la oscuridad.
ResponderEliminarExacto! La luz es la presencia del otro.
EliminarLa oscuridad, como el silencio, es esa ausencia que es posibilidad de todo.
ResponderEliminarAl final, la oscuridad. El final más abierto de todos.
¿Qué pasará? ¿Hasta dónde "dará la lámpara"? ¿Dónde estaremos entonces?
Abierto.
La vida está siempre abierta; si no, no es vida. Más aún si es vida con otros, porque el otro me desborda.
Descalza y a oscuras, ella está viva.
Y al lobo feroz que se esconde debajo de esa carita tierna de Héctor, me lo imagino rugiendo: "¡Vida, vida, quiero vida! ¡De día y más aún de noche, en la oscuridad del misterio, en el que seremos lo que quieras!"
Estamos en la misma sintonía, Guillo! Final abierto...
EliminarMuy bueno, Héctor!! Genial el final. A arriesgar, claro que sí! Hasta donde dé...
ResponderEliminarAsí es, Martín. Hay que arriesgar, sino qué es la vida, ¿no?
EliminarMk,
ResponderEliminargrande con la pluma...Expresión de alma de aquel que se lanza a la aventura de la vida, sin tanto cálculo "razonable", con la fuerza y compañia del otro, y con la locura de la fe.