martes, 8 de enero de 2013

Paseo bajo las tipas (Raúl Lavalle)






Uno de los mayores placeres de mi vida es caminar por las calles de San Isidro. En el verano también lo hago, a pesar del calor, porque en el bajo están las tipas, que dan profusa sombra. Justamente el 29 de noviembre de 2012 fui a hacer mi último paseo anual. Días atrás había recibido un mensaje de la Quinta Los Ombúes. En él invitaban a una actividad relacionada con las tipas del jardín de la antigua casona. Citaban también un poema “Las tipas del bajo”, de Juan Emilio Bianchi, cuyo principio:
En la avenida del bajo
yendo hacia la capital,
hay todo tipo de tipas,
para bien o para mal.
Ese día empecé mi caminata por la Quinta pensando en esos versos y en las altas tipas amarillas, pero improvisé, mientras deambulaba, estos octosílabos:
¡Ay, bichito de las tipas!
Lindo refresco nos das:
siento caer tus gotitas
bajo el sol canicular.
Al día siguiente mi mujer me mostró la remera del día anterior: “¿Qué son estas manchas amarillas? El lavarropas no las pudo sacar.” Le respondí con aire doctoral: “Seguro son de los bichitos de las tipas, que succionan la savia del árbol y dejan caer un líquido azucarado. No te preocupes. Después le paso el cepillo de uñas con un poco de Limzul.” Mentí, porque me gusta lucir en mi blanca chomba la memoria de las chicharritas de la espuma

Raúl Lavalle


3 comentarios:

  1. Muy tierno Raúl tu apego al bajo de san Isidro. Esa zona tiene algo "cálido", contenedor, uno la intuye llena de historias como la tuya que hacen valioso lo pequeño: el bichito de las tipas al que le has regalado unos versos, el reproche de tu mujer, el trofeo de la remera y hasta el Limzul. ¿Existe todavía? "Limzul, fuerza blanca. En lavado: ¡Nadie puede más!" jaja

    Lo de "todo tipo de tipas", me hizo acordar al cuento de un amigo que justamente vive en el bajo. Un día entró a su casa quejándose: -"¡Cómo escupen estas tipas?" y la madre pensando en "otro tipo de tipas" (que solían parar a buscar clientes en su esquina) al escucharlo le contestó indignada -"¡En serio decís! ¡Hay que denunciarlas a la policía!"

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  2. Profesor Lavalle! qué gusto encontrarlo por lo de Marisa...
    Recién le leí a mi marido su texto, pero antes le mostré la foto... dónde es esto? eso es la Quinta!!! no hacían falta más palabras... hoy es museo pero ahí acudía mi suegro todos los domingos a ver a sus abuelos, tíos y primos. Y ahí acudí hace un tiempito a llevar un libro publicado por mi marido para sumar a la biblioteca "familiar"...

    Leía su texto y me venía a la naríz, el olor de los paraísos en verano... y el de las tipas!! y fue como viajar en el tiempo y volver a ser adolescente caminando por las veredas del bajo y la plaza de la Catedral... justo ayer mi marido me leía la historia del reloj floral de esa plaza... un calorcito tierno, de juventud feliz, me llenó el corazón...
    Gracias!!!
    Dolores Castaños

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  3. QUERIDO PROFE SE PASO CON ESTA PARTE.

    Al día siguiente mi mujer me mostró la remera del día anterior: “¿Qué son estas manchas amarillas? El lavarropas no las pudo sacar.” Le respondí con aire doctoral: “Seguro son de los bichitos de las tipas, que succionan la savia del árbol y dejan caer un líquido azucarado. No te preocupes. Después le paso el cepillo de uñas con un poco de Limzul.” Mentí, porque me gusta lucir en mi blanca chomba la memoria de las chicharritas de la espuma

    MAX HUNICKEN

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