http://es.123rf.com/photo_6811673_dos-bastante-a-ninas-diciendo-secretos-y-sonrientes-en-el-patio.html (Ilust.blog)
¿Hablo o me callo? ¿Aporta algo
lo que estoy por decir?
La palabra es nuestro medio de
comunicación propio. A través de ella nos damos a conocer, revelamos nuestro
mundo interior, ese que no se ve tan
claramente desde fuera y que nos gusta mostrar a quienes sentimos que nos
valoran, que quieren saber quiénes somos.
Y por ella podemos también develar lo que habita en el interior del otro, escuchar aquello que no es
obvio, sus porqués, sus vacíos, miedos, ilusiones, creencias, alegrías. Así la
palabra nos permite vivir encuentros que
son alimento de nuestras vidas.
Pero la palabra también puede
envilecernos o empobrecernos, cuando nos entretenernos con
conversaciones mezquinas en las que no damos ni recibimos nada bueno.
O puede también herir
como un cuchillo filoso que nos deja el alma sangrando con heridas
difíciles de curar o que no cierran nunca.
Hay palabras que nos dejan esperando, pendientes, colgando, a
la espera de su cumplimiento; y otras que
nos violentan como la mentira, palabra muerta, cáscara vacía que
beneficia a su emisor y hace daño a todos los demás.
Sabemos también
de la palabra no dicha, esperada, buscada, necesaria, supuesta o interpretada, que puede
no llegar nunca y haría tanta falta…
¡Pero todos conocemos para nuestro bien palabras felices que nos contienen, abrigan, consuelan,
divierten, hacen reír, entretienen con mil historias, conmueven en la
poesía y nos alegran la vida!
¿Hablo o me callo? ¿Aporta algo
lo que acabo de decir?...
Eugenia Guastavino
¡Gracias Eugenia! ¡Claro que aporta algo (y mucho) lo que acabás de "decirnos"! Me hiciste pensar en todas "las cosas" que hacemos con la palabra. En el poder "real" y no sólo teórico de la palabra.
ResponderEliminarPensaba que con la palabra se consuela, se alienta o se humilla, se hiere y también se hace reír y se cura ("talking cure" bautizó Berta Pappenheim al psicoanálisis), se enseña, se aprende, se toma postura.
Se "crea" ("Y dijo Dios"...).
se pone un nombre y se nombra,
se conspira (como en Babel, "hagamos una torre...")
se redime, ("Y la Palabra se hizo carne")
y se pide perdón y se perdona.
Mágico mundo el de las palabras! Terrible responsabilidad utilizar las palabras adecuadas, convocantes.
ResponderEliminarGilson para explicar a las palabras usa la hermosa metáfora de boyas en medio del mar: nuestro pensamiento indefinido, indeterminado, necesita tomarse de esas boyas que son las palabras para ser él mismo. ¡Qué misterio!
Gracias Eugenia por tus palabras!
Feliz 2013 para todos!