Nunca quise sentir ese desgarrador latido de una lágrima…
Nunca imaginé que viviría ese momento.
Tantas veces te pensé parado frente a mí,
Diciendo lo que nunca dijiste…
Podía leer las palabras en tus ojos,
ver la incertidumbre que te frenaba,
la confusión que te ahogaba,
las palabras que morían en tu boca.
Mis manos dejaron de sentir tu calor…
Mis brazos dejaron de extrañarte…
Nunca pensé que fueras tan cobarde…
Añorarte, esperarte… encontrarte…
Un sueño tan exquisito…
Que sigue siendo solo un sueño…
María Lanusse
¡Cuánto desencanto María!¡Qué triste reconocer la incertidumbre en la mirada del otro!
ResponderEliminarPero la cobardía es peor, es como un balde de agua fría que nos sitúa a mil kilómetros de distancia.
El final me hizo acordar a un consejo de Nietzsche (que no comparto) "seguir soñando sabiendo que soñamos". Aunque "el amor tiene sus razones..."
Marita!! Que tristeeee, ahora me debes una charla porque me quedaron unas dudas acerca de este caballero. Te extraño!!beso!
ResponderEliminarHuy Gordita!!! pero creo, sin saber demasiado,o nada,que en esos casos hay que pensar, cuando a uno deja de dolerle,: de la que me salve!!.
ResponderEliminarPorque creo que no hay nada peor que la cobardia en las personas, porque normalmente es la madre de muchos otros defectos. Y un hombre cobarde......no se lo recomiendo a nadie.
Sacando lo triste y doloroso, me gusto como lo escribiste.
A mi tambien me debes una charla......
Besos. TQM