martes, 7 de febrero de 2012

Generosidad en Granos para Guatemala (Marcelo Gobbi)

http://hemisferiosud.blogspot.com/2011/09/la-mula.html




Devaluados, pesificados, así y todo hemos logrado volver a París, sueño de todo pequeño burgués sudamericano. Un insensible no nos ha citado en Café de Flore ni en Les Deux Magots sino en Starbucks. Es como si en San Juan de Puerto Rico te invitaran a comer goulasch en un restaurante de la colectividad húngara.
Al lado del azúcar y de los palitos para revolver, veo un folleto sobre la red Commerce Équitable, que esa cafetería integra. Parece que semejante organización busca asegurar un precio “justo” a los productores de café en lugar de pagarles lo que indique el perverso mercado. En el folleto se muestra la foto de Santiago y su familia, cuarta generación que viene trabajando en los cafetales bajo el duro sol guatemalteco (el epíteto, lo de duro, lo puse yo porque me lo imagino pero jamás he estado en Guatemala). En la foto están todos sonrientes. Parece un aviso de pasta para dientes. La publicación informa que, gracias a Commerce Équitable, Santiago aumentó sus ingresos y pudo comprarse una mula. Con urgencia busco en el teléfono el significado de mule, por las dudas hubiera entendido mal el francés. Sí, sí, quiere decir mula, nomás. Y une quiere decir una. Una mula.
Nos alegramos. Ahora que disponen entre todos de semejante equipamiento, los hijos y nietos de Santiago ni pensarán en abandonar su actividad para estudiar medicina, desarrollar software o instalar una cadena de cafeterías en el primer mundo. Serán como su colega colombiano Juan Valdez, que los madrugó como treinta años en esto de ser feliz.
Los franceses también se felicitan por hacer realidad, por fin, los ideales solidarios e imaginativos del 68, ahora bajo el atractivo nombre de responsabilidad social empresaria (concepto parecido al de “literatura comprometida” que Borges comparaba con el de “equitación protestante”).
Pensándolo bien, es preferible que  se queden en Guatemala con la mula a que sigan fatigando quenas con la insoportable canción El cóndor pasa, que hace cuarenta años se resiste a desaparecer de los bulevares de París. Siempre sonará El cóndor pasa a menos de tres calles de distancia de cualquier punto ya sea que toquen hondureños, bolivianos,  sanjuaninos, hasta se la he escuchado a una colorida banda senegalesa.
El hecho que refiero sucedió en enero de 2012 en el Boulevard Saint Michel y decido conservar el folleto como una señal de mi dificultad para comprender el rumbo que va tomando este planeta.


 Marcelo Gobbi









7 comentarios:

  1. Muy bueno Marcelo!!!
    Lamentablemente hay demasiados de esos folletos con la cara de Santiago a modo de autocongratulación por haberle conseguido "une mule"...
    Son demasiados los folletos...
    Comparto la indignación.
    Me gustó mucho tu texto! Una pena que hayan terminado en el Starbucks, pero gracias a eso ahora tenés una prueba más de la mediocridad humana!
    Un beso!

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  2. ¡Sublime! Me encantó la prosa. Y me sumo a la indignación y a la dificultad para comprender a dónde vamos.

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  3. ¡Es un placer leerte Marcelo! Comparto la extrañeza frente a ese parche a la "mala conciencia" a que huele la RSE. ¿O será una simple estrategia publicitaria?

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  4. Marcelo, me encantó tu Generosidad en Granos...La manera de escribir y cómo expresaste tu desconcierto y la ironía de esta cultura en la que la generosidad está a menudo encorsetada en las reglas y las siglas del mercado.

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  5. Muy bueno! Me encanta tu habilidad para encontrar situaciones absurdas y sacarles lo gracioso de adentro.

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  6. Excelente. Faltó aclarar que la foto es de la mula de Santiago, para que nadie se confunda.

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