Jackson Pollock pintando en su estudio (Ilust. blog)
Diaspora de esporas.
Diagonal de luz
que atraviesa la nube.
Sutil nube casi imperceptible
Que asegura la persistencia de una vida.
La vida, las vidas,
Día tras día.
Persistentes.
Insistentes,
Empecinadas vidas con avidez de futuros.
Y la luz, que maquina vida.
Luz que atraviesa imágenes, y genera vida.
E imágenes.
Diapositivas.
O dianegativas?
Demonios, daemons, me tientan
¿Digo o no digo?
Y sí, digo
que desciendo,
diciendo que distribuyo distritos.
Y no. Es mentira.
Pobre, lastimosa mentira.
Solo sé que alguien,
quizá llamado Edouard Lock,
preocupado por los pasos humanos,
vió derramarse impalpable polvo
en las diagonales infinitas.
A E. Lock, coreógrafo
1 de agosto, 3 de octubre. Yéndome de viaje a Venecia
Jorge Oscar Marticorena
Jorge, tu poesía transmite un ventarrón de vitalidad en su remolino de imágenes. Naturaleza y cultura aunadas por el eros que busca fecundar y seguir dando a luz formas nuevas, que contagia y salpica a quien se le acerque.
ResponderEliminarNo sé por qué pero me recordó la sensación de cuando jugábamos en verano a salpicarnos con la mangera cuando eramos chicos: movimiento, luz, contaco, risas, juventud, presente y promesa
Qué casualidad el tema de la coreografía y la diagonal con lo que escribió sobre el "bailarín de una pierna" Mercedes en su "diagonal". Y Pollock haciendo más baile que otra cosa en su acto de pintar. Ya que en realidad lo pusimos a Pollock con Marisa más bien para que haya continuidad entre los dos textos sobre la diáspora y no por el gesto. Esto parece la armnonía preestablecida. Y este es también el gesto de la manguera cuando viene con presión, que buen recuerdo Marisa. Algún osado pintor debería poner pintura en alguna manguera y a ver qué sale! cuando eramos chicos no se nos ocurrió ... qué despistados!
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