Dado por perdido.
Imaginación exhausta.
Imaginación exhausta.
Mi mirar retrospectivo me devuelve, con sorpresa, una colección de deserciones.
No me lo esperaba. Nostalgia amarga, el sabor de haber dejado en el camino más rechazos que aceptaciones.
Superficie impermeable.No me lo esperaba. Nostalgia amarga, el sabor de haber dejado en el camino más rechazos que aceptaciones.
Voluntad resbalosa.
Muchas veces “no”. Muy tacaña con los “sí”. “Muy drástica en tus decisiones” escuché más de una vez, “no es drástica”, contesté.
“Es cobarde” dije (¿o no es más fácil irse que quedarse?)
“Es cobarde” dije (¿o no es más fácil irse que quedarse?)
Desertora de mí misma,
“dícese del soldado que desampara su bandera”.
Desertora de mí misma,
¿pero qué nombre lleva el soldado que regresa?
“dícese del soldado que desampara su bandera”.
Desertora de mí misma,
¿pero qué nombre lleva el soldado que regresa?
Noelia Vanrell
"¿pero qué nombre lleva el soldado que regresa?"... ¿No tendría esto una conexión con la parábola del hijo pródigo que, justamente, regresa? Por consiguiente, despues de tantas deserciones se puede vislumbrar un final feliz.
ResponderEliminarA mi también, como a Estanislao, tu texto me hizo pensar en esa parábola. Y me dio pena por el soldado desertor que se arrepiente porque a él -contrariamente al hijo pródigo- no se le da una segunda oportunidad. Pero "esta buena" la imagen porque lo que sobrevuela tu texto es la necesidad de agresividad que tiene el hombre para afrontar los desafíos de la vida.
ResponderEliminarYo creo que a veces huir está bien. Todo depende.
Qué imagen esa que elegiste de Seguí... justo tengo una lámina con otra versión sobre la misma serie. Parece que Seguí hizo variaciones de la misma idea. En la mía la pared llega hasta el limite superior del cuadro y no hay un afuera o atrás de los ladrillos como la versión que elegiste vos. La tuya me parece que justamente refleja esas posibles salidas a ser siempre un desertor o hijo ingrato... Si bien todavía no tiene nombre el soldado que regresa, tiene ahora una poesía y una pintura que lo consideran.
ResponderEliminarGracias por los comentarios! como dice Estanislao, a mi también me hace pensar en el hijo pródigo, como casi cualquier imagen de un regreso, sobre todo de un regreso con arrepentimiento, pero como dice Marisa, el regreso de un desertor no es bienvenido, no se lo espera con los brazos abiertos, no se celebra su vuelta. No sé nada sobre derecho bélico, pero me imagino que lo que le espera a un desertor arrepentido, es el castigo.
ResponderEliminarGracias Ángeles por tus palabras, sí, había visto otra obra de Seguí de esta misma serie, en esta me parece que el hombre mira hacia atrás, por eso me gustó para ilustrar lo que escribí. Pero lo que no sé cómo interpretar y más me intriga de esta pintura es esa puerta abierta.
No sé sobre el Derecho Bélico, pero la Paradoja recibe con los Brazos Abiertos a Dimas, Y le encarga a Pedro que Cuide su rebaño, después de haberlo negado, y a lo último le dice que vuelva a Roma para dar su vida cuando se andaba escapando. La puerta de la Paradoja siempre queda abierta, porque Él siempre está a nuestra puerta llamando aún hasta el último momento.
ResponderEliminarMe encantó Noelius!
MS
Gracias Sol por tu comentario! sí, entiendo también, como vos, que el llamado de ese misterio, de algo que no es uno mismo, de Dios, está siempre diciéndose a nosotros, el regreso y el arrepentimiento nos remite todo el tiempo al hijo pródigo, pero quise escribir sobre otra cosa. Es una deserción de uno mismo, no de algo otro, sobre lo que quise hablar, ¿cómo se regresa a uno mismo? ¿cómo llamarse a uno mismo a regresar? quizás no haya que regresar, o quizás el modo de regresar sea yéndose del todo, para no volver a uno mismo por un camino directo (camino egocéntrico, círculo vicioso), sino para abrirse a otra cosa distinto de uno, y recibirse nuevamente a uno mismo a través de eso.
ResponderEliminar