"Morí sin morir
y me abracé al dolor
y lo dejé todo por esta soledad
ya se hizo de noche
y ahora estoy aquí
mi cuerpo se cae
sólo veo la cruz al amanecer."
Siempre a esta hora empiezo a morir.
A veces
duele y se me enquista en la garganta todo lo no dicho.
Otras
veces el silencio es buen compañero y me prepara para la sepultura,
amortaja
lo que queda de mí.
La
mayoría de las veces sólo lloro.
Cada
contradicción, incertidumbre, mutismo e indecisión se hace lágrima,
y como si
cada lágrima fuera llamarada viva, me consumo.
Varía el
método y lo que tardo en desangrarme.
Pero
siempre, a esta hora, empiezo a morir.
María Echevarría
Tu "rutina" agónica justo cayó, una tarde de domingo. "Solamente muero los domingos... y los lunes ya me siento bien"
ResponderEliminarTiene algo de la circularidad del "recreo" de Guadalupe, pero al revés. Como si la vida fuera percibida desde la instancia siempre recurrente de su peor perfil.
¡Durísimo lo que describís María! ¡Ese silencio que se hace mortaja! Se puede tocar de lo denso que aparece.
MUY BUENO!!! MARIA ME ENCANTO. ESTA MUY BIEN LOGRADO, DESDE EL COMIENZO HASTA EL FINAL.
ResponderEliminarTE FELICITO.
MAX HUNICKEN
Me gustó ese efecto cíclico de sentir que no ha pasado nada como la rutina. Lo importante es tu muerte a esa hora, ese morir sin morir, pero muerto estás. Muy bueno!
ResponderEliminar¡Muy buen escrito!
ResponderEliminar¿Será esa indecisión una indecisión de amor? Dicen que al amor siempre hay que darle una oportunidad, y jugársela. Sólo eso mata la rutina.
Muy buena!! me encantó la poesía!! Y la rutina de morir "siempre a esta hora", que de algún modo nos tranquiliza en la esperanza de que vamos a volver a resucitar..... No?.
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