Under the boardwalk (Bajo la rambla)
The Rolling Stones
Supongo que
dirigí mi pensamiento a este tema por la nostalgia de la inexorable partida de
las vacaciones.
Rambla famosa
tenemos en Mar del Plata, pero –más allá de “la Feliz ”- aquí quería tomarla
como un símbolo de despeje, aire puro y descanso del alma.
Creo que el
descanso arroja su sustancialidad refleja cuando tomamos conciencia de poder
ver todo con otros ojos: lo sencillo y cotidiano arroja otra luz, acaso plantea
nuevas exigencias pero a la vez nos cautiva con novedosas bondades. ¿No vivimos
distinto cuando descansamos? Ese “vivir distinto” hasta nos ilusionó con algún
célebre romance de verano cuando adolescentes. Todo se renueva. Nótese bien que
no cambia: se renueva. Liberamos energía, sonreímos más, nos volvemos más
afables. Y todo esto porque nuestro corazón respira libre de las ataduras de la
negación del ocio, las ataduras del negocio.
Ocio,
aspiración fundamental para la vida que nos pone en trance de contemplar el
ser. Al decir de aquel genial autor que fue J. Pieper, el ocio es la actitud de
la contemplación festiva y, a su vez, la fiesta es el origen íntimo y
fundamental del ocio.
El ocio
conduce a la verdadera fiesta.
Ocio y
descanso, constituyentes de una actitud espiritual de año completo y no un mero
pasar diez días en verano.
Ahora que se
nos fueron las vacaciones, ¿olvidaremos espiritualmente los paseos por sus
ramblas?
Ignacio Leonetti
Me gustó eso del "vivir distinto" Ignacio. Las vacaciones nos permiten una mirada de gratitud sobre la vida, ¿no?
ResponderEliminarAparece en tu reflexión como en la anterior de Max, la necesidad de superar un sentimiento de división interior. Aquí se tratan de esferas vitales, diría nuestro común amigo Adorno, en las que trabajo y placer se excluyen.
Sería toda una conquista volver a reunirlas.
ResponderEliminarAdorno dixit:
“Al niño que regresa de las vacaciones, la casa le resulta nueva, fresca, festiva. Pero nada ha cambiado en ella desde que la abandonó. El solo hecho de olvidar las obligaciones que le recuerdan cada mueble, cada ventana, cada lámpara, devuelve a éstos su paz sabática, y por unos minutos se halla tanto en concordia con las estancias, las habitaciones y pasillos de la casa como a lo largo de toda la vida le afirmará la mentira. Acaso no de otro modo aparezca el mundo –casi sin cambio alguno-, a la perpetua luz de su festividad, cuando ya no esté bajo la ley del trabajo y al que regresa a casa le resulten las obligaciones tan fáciles como el juego en las vacaciones"
Minima moralia, parágrafo 72, Segunda cosecha
Te vas a reír Marisa pero intenté infructuosamente encontrar este pasaje de MMoralia para citarlo en mi texto!
EliminarGracias por encontrarlo!
Muy bueno lo de las ramblas, linda experiencia que compartimos los que tenemos la suerte de haberla vivido alguna vez. Y qué afortunados somos, pienso, los que podemos gozar de esta renovación.... Tanta gente vive para trabajar y no tiene ni la posibilidad de imaginar lo que sería una mirada de la vida desde otro ángulo, descansado y festivo. Cómo se devora vidas enteras la "ley del trabajo",como dice Adorno!!
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