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Muchos
niños al comenzar a hablar tienen problemas con la r. Me refiero a la
vibrante múltiple, a la de carreta. Es un sonido muy raro, que pocas
lenguas tienen. Pero no debemos criticarla, porque de algo tienen que vivir las
fonoaudiólogas. Sobre esto último, en mi imaginario todas ellas son jóvenes y
lindas, lo mismo que las profesoras de inglés. Nunca supe por qué.
Mi hija
tuvo sus problemas con esa r. Acudimos a una fonoaudióloga, pero la
solución no vino por ese lado, sino por México lindo y querido. Una tarde,
medio cansado ya de escucharla decir rhopero, o algo así, le conté, como
si ella pudiera entender, cómo le había propuesto matrimonio a su madre en la
célebre confitería Ideal, de la calle Suipacha. Ese día cantaba el legendario
Miguel Aceves Mejía, quien nos deleitó con su variado repertorio de corridos y
canciones populares, que hablaban de caballos, valentones, mujeres ingratas,
balizas y plomazos. Pero, a pedido mío, entonó también el célebre aire popular
de su tierra:
Erre con
erre cigarro,
erre con
erre barril,
rápido
corren los carros
cargados
de azúcar
del
ferrocarril.
Por
supuesto Don Miguel estaba vestido a la mexicana y, de tanto en tanto,
desenfundaba de su cartuchera dos grandes revólveres y disparaba con ruido
atronador. En fin, me gusta muchísimo la música tradicional de México, pero mi
preferido es Aceves Mejía, porque me dio una esposa y también una hija con
buena dicción. Aquella tarde le canté un millón de veces la cancioncilla y se
curó de la r francesa
Raúl Lavalle
Ocurrente y original.
ResponderEliminarME GUSTO ESTA PARTE:
Por supuesto Don Miguel estaba vestido a la mexicana y, de tanto en tanto, desenfundaba de su cartuchera dos grandes revólveres y disparaba con ruido atronador. En fin, me gusta muchísimo la música tradicional de México, pero mi preferido es Aceves Mejía, porque me dio una esposa y también una hija con buena dicción. Aquella tarde le canté un millón de veces la cancioncilla y se curó de la r francesa
MAX Hünicken
Muy bueno, profesor. Cada vez que lo leo, nunca puedo imaginar para donde va a disparar la historia. Creo que ahí está la clave de su humor en sus relatos. En este blog y en sus clases. Me acuerdo cuando una vez en clase, nos dijo: "Martín Karadagián debe tener el pesebre más grande de Buenos Aires". Todos nos quedamos sorprendidos y luego vino la explicación de que en la cultura armenia los pesebres se componen de mucho más personajes que en los pesebres tradicionales. El dato quedó, luego de tanto años, a través de esa frase tan ocurrente. Me imaginé a Martín Karadagián en pantys, con su peinado casquito y lacio como en los ochentas, armando en una sala amplia su gran pesebre, poblado de diversos personajes. La imagen era de noche e iluminado sólo por los juegos de luces navideños. Jaa!
ResponderEliminarP.S. Para mí, el imaginario de sus fonoaudiólogas lo tienen las nutricionistas, ja!
A las profesoras de filosofía siempre nos imaginan como a unas viejas bigotudas, jajaja. Me lo han dicho varias veces "¡Pensé que eras una vieja bigotuda!"
ResponderEliminar¡Qué maravilla la tapa de ese disco Raúl! Es como tu Limsul. Me encanta como traes al presente ese mundo de manera tan vívida y cálida
Y muy divertida la historia. Es como dice Héctor tus historias siempre tiene varias puertas de entrada y de salida. Son como un parque de diversiones.
Sí una ternura a la Mejicana! Ni que hablar inolvidables sus anécdotas, a veces cuando nos reunimos el grupo de amigos de filosofía, en el cual contamos con varios de varias camadas distintas nos pasamos fácil una hora muy divertida y amena contando y recordando alguna de sus anécdotas que de alguna manera extraña iban a parar al vocativo o al verbo prosum! Así que brindo por sus anécdotas prosuit!!!
ResponderEliminarP.S.: Como profe de latín siempre creen que soy un personaje raro y extraño lo que me divierte mucho mucho!!