Boticcelli, La primavera, detalle
Con E se dice encanto,
con E se dice entender.
Primero, hace ya mucho, me gustó entender.
Después, bastante después,
supe de los encantos que aportan
las emociones,
las sensaciones.
Que no son lo mismo.
Unas producen las otras, y las otras a las unas.
Y cuando traté de explicárselas al entendimiento
se perdieron, disipadas en mis interiores.
Lejanos y oscuros laberintos,
en los que se desvanecieron y protegieron
de mis razonamientos disgregantes.
Los encantos no pueden pensarse.
Son para ser sentidos por fuera de los sentidos.
Antes. Después.
O antes y después de las sensaciones.
Con la mente y el cuerpo dispuestos a lo desconocido,
limpios de las viejas experiencias
que enturbian esta embriaguezde los sentimientos nuevos.
Vinos nuevos,
que por nuevos requieren audacia.
Cómo, sino, lanzarse a abrazar lo desconocido,saltando a esas tinieblas, depósito de nuestros fantasmas.
Puedo conocer y no entender.
Para qué entender lo que se acaba de conocer.
Prefiero sentir.
Los desequilibrios,
los estremecimientos,
las risas y los llantos.
Los miedos.
Los amores y aún el disgusto,
hasta los odios,
que esos mundos nuevos
podrían provocar en mí.
En casa. Llegó la primavera.
27 de Noviembre – 6 de Diciembre de 2011
Jorge Oscar Marticorena
¡Gracias Óscar! Que difícil lograr la unidad de todas esas dimensiones, el pensar, el sentir, el obrar, el querer. No mutilar ninguna para alcanzar una plenitud de la experiencia.
ResponderEliminarLimpios de las viejas experiencias... qué problema pero qué importante. A veces estamos tan anclados en lo que nos enseñó la vida que no damos la posibilidad a algo distinto y novedoso. Tal vez en este año nuevo podamos escuchar tus palabras y hacer un brindis para lanzarnos y abrazar lo desconocido, aquello que "ni el ojo vio ni el oído escuchó". Saludos y felicitaciones por la poesía!
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