sábado, 10 de diciembre de 2011

Escribir (Marisa Mosto)

Vermeer, Dama escribiendo (detalle)


Estar vivo. Dejarse atravesar por las palabras de los otros, sus miradas, sus gestos, sus «ondas». Dejarse inundar por los ambientes, por los lazos tejidos entre las personas, por los colores, los olores, los sonidos, la brisa, o el agobio del calor. La lluvia, el aroma a tierra húmeda o a pasto recién cortado. Los grillos en la noche, la embriaguez del jazmín o  el azahar. La luna. La tormenta.
El abrazo del hijo, sus besos, la sonrisa amiga, la ternura delicada del compañero de vida. Y todas sus manos. ¡Cuánto hablan sus manos!
Dejarse atravesar por la vida. Qué la vida penetre nuestras terminales y se transforme en sentir. Mi piel es mi contorno y los poros de mi piel mis puertas y ventanas.
Allí está el sentir, es mío y es mi huésped a la vez. A veces  bienvenido y otras no tanto. Temer, alegrarse, sorprenderse, disfrutar, sentirse atraído, repelido, querer quedarse, o huir, acelerar el tiempo o detenerlo.  Sentimientos múltiples e incluso contradictorios conviven en muchedumbre en mi alma. Allí están y entonces trato de discernir sus tonos, su intensidad, su altura, sus vinculaciones, de entender qué es lo que quieren decirme, cuál es su mensaje. Hago un profundo silencio para poder escuchar aún sus movimientos más sutiles. Presto atención,  me borro para darles espacio, y así ser habitada hasta el final… y   captar su idioma; entonces algo me impulsa a buscar obstinadamente  la palabra, la frase, el giro, a no conformarme con cualquiera, a no descansar hasta encontrar a aquella expresión que me estaba esperando para regalárseme. Y me produce un inmenso gozo ser instrumento de un lenguaje, dar la palabra a aquello que penetró en mí para que pueda volver a salir revestido de un ropaje que hace posible en alguna medida que penetre en otros. Pero se han ido sin irse. Siguen en mí, son yo, son el contenido y la figura de mi nombre, le han ido dando un rostro a mi nombre




Marisa Mosto

7 comentarios:

  1. Querida Marisa, qué impresionante tu sensibilidad. Se necesita mucha energía y capacidad para vivir con esa apertura sensible. ¿Siempre fuiste así? ¿Ya desde el colegio? Me imagino que si. Siempre fuiste muy sensible, muy de percibir y meditar lo percibido. Tiene algo muy poético y muy directo este lenguaje tuyo. Gracias por escribir.

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  2. Sí conozco a alguien que sabe qué es "escribir" y lo ha sabido hacer carne y sangre, ¡sos VOS Marisa! Te admiro (también) por eso.
    Gracias por estas hermosas imágenes, este torbellino de sensaciones y esta desnudez.

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  3. Gracias por este texto Marisa! Al leerlo me encontré con ese asombro ante lo increíblemente inagotable que es la palabra, por ese buscarla "obstinadamente" y no conformarse hasta encontrarla.
    Me impactó mucho lo que decís respecto de reconocerse uno como instrumento de un lenguaje, ¡y gozarse en ello!, generalmente actuamos de modo contrario,siendo nosotros los que hacemos uso de la palabra, como si esta fuera una mera herramienta a nuestra disposición, y la tratamos de tal manera que la convertimos en algo que se agota con el uso.
    En tu texto encuentro esa idea de que la palabra se habla en uno (cuando los sentimientos nos dicen algo, acaso no lo dicen en forma de palabra?), que en primer lugar tenemos que recibirla, para recién después poder decirla (Hugo Mujica lo expresa con un ejemplo muy cotidiano, dice que no nacemos hablantes, sino que nacemos oyentes. El niño, antes de poder hablar, debe recibir el lenguaje de la comunidad).

    San Juan llamó al Hijo y al Padre "Palabra", antes de llamarlo Dios, ¿esto tiene algo que ver con eso, no?

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  4. Decía George Steiner que "toda buena lectura paga una deuda de amor". ¡Gracias Noelia; Martín y Lydia por sus comentarios! Es bueno saber que hay alguien del otro lado. Además de escribir, son excelentes lectores. Sin esa hospitalidad suya escribir dejaría de tener sentido.

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  5. Marisa, me impresionó su mirada tan profunda. ¡Gracias por compartirla con nosotros!

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  6. Muy lindo, me gustó la idea de tratar de pasar al otro un pensamiento, una vivencia, un sentir, como dijiste "dar la palabra a aquello que penetró en mí para que pueda volver a salir revestido de un ropaje que hace posible en alguna medida que penetre en otros" Buenisimo!

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