Lucinda, la de las fantasías más que lindas, una pequeña niña de ojos claros, y pelo tan rubio
como un farol encendido en medio de la oscuridad, mirando con claridad al cielo en una
noche de luna llena piensa…
como un farol encendido en medio de la oscuridad, mirando con claridad al cielo en una
noche de luna llena piensa…
“¿Por qué, dios, no se encuentran?
El tan grande, ella tan pequeña,
Juntos forman una linda pareja.
Pero, si tan sólo se encontraran…”
A través de los siglos, siguieron las huidas hasta que…
El dios Eros una flecha lanzó a aquellos dos astros que en el cielo tan solos se creían. Así,
en el oscuro campo de batalla se enfrentaron y él la acogió con su manto de fulgor excitando
sin pudor a su sumisa amante.
en el oscuro campo de batalla se enfrentaron y él la acogió con su manto de fulgor excitando
sin pudor a su sumisa amante.
Tú, hombre grande y fogoso, te vistes de amarillo como oro rojizo.
Y ella, coqueta y delicada se parece a un gran botón que se presenta como perfecto en
medio del cielo de estrellas y cometas.
medio del cielo de estrellas y cometas.
Pero es gracias a ti, gran lunar solar, que ella brilla y se hace notar. Sin tu luz, se pierde, sin
tus pasos se desvía, por más de que estos no varían; incluso se sentiría desconcertada sin ti
como amo y rey del escondido.
tus pasos se desvía, por más de que estos no varían; incluso se sentiría desconcertada sin ti
como amo y rey del escondido.
Y coquetean y zarandean cada cual a su turno, siempre de espaldas; juegan y bailan pero
tupidos de lamentos, pues nunca se alcanzan.
tupidos de lamentos, pues nunca se alcanzan.
Y como toda pareja de baile, enamorados terminan, aunque ella con sus volteretas de
histérica no muestre la pasión que le despiertas.
histérica no muestre la pasión que le despiertas.
No bailes más, frena en el tiempo y dime cuándo, así atiendo al tan esperado casamiento.
En ese momento, allí, cuando la etapa anular esté en su apogeo, con tu sola presencia la
alumbrarás y un aura la hará brillar. En ese momento, el anillo dorado le entregarás y la noche
se hará esperar, para hacerla tuya y volar juntos en el paraíso de las noches de bodas.
alumbrarás y un aura la hará brillar. En ese momento, el anillo dorado le entregarás y la noche
se hará esperar, para hacerla tuya y volar juntos en el paraíso de las noches de bodas.
Atiende a aquellas lúcidas estrellas que saltan alrededor, son fruto de su amor, su
descendencia. Que la tierra y los hombres aplaudan de felicidad, se han casado de verdad
en aquel eclipse solar, el rey y la reina del cielo.
descendencia. Que la tierra y los hombres aplaudan de felicidad, se han casado de verdad
en aquel eclipse solar, el rey y la reina del cielo.
Un sol, una luna, en un cielo no se cruzan.
Se creen solos y con razón,
Rezan al Eros que les de la flecha del amor.
Se persiguen,
Saben del otro
Pues el perfume los devela
Y dejan huellas por ruta que atraviesan.
Son pareja, sin saberlo.
Y bailan el escondido
Con el mayor histeriqueo.
Ella zarandea y coquetea
Sin saber si quiera de la presencia de su pareja.
Pero, ¿en qué momento se encontrarán?
Pues Eros interrumpirá las vueltas del azar
Y los hará encontrar,
En un eclipse solar.
Allí, el sol la abrazará
Y sembrando calor,
Una ígnea aura de su costado surgirá,
Como un anillo dorado
Con el que se irá a casar,
Con la bella dama de la oscuridad.
Es una noche diurna en la que se encuentran,
Teniendo sexo en el cosmos sin tiempo.
Pasan al olvido de su recorrido,
Y se silencian en un encanto,
Que pronto se habrá perdido.
Lo disfrutan,
Lo gozan,
Pero la pasión es corta.
Entristecidos se despiden,
La ley del cosmos los apura;
Pero no hay ley que impida su amor,
Guardarán ese recuerdo
Por siempre en su corazón.
Y se prometen fidelidad eterna
Volverán a encontrarse en unos años…
Quizá…
Que pronto se habrá perdido.
Lo disfrutan,
Lo gozan,
Pero la pasión es corta.
Entristecidos se despiden,
La ley del cosmos los apura;
Pero no hay ley que impida su amor,
Guardarán ese recuerdo
Por siempre en su corazón.
Y se prometen fidelidad eterna
Volverán a encontrarse en unos años…
Quizá…
Clemencia Campos
que romántica clementinaa!
ResponderEliminar¡Cuánto evocan en nosotros esos discos celestes! ¿Cómo será la mitología en planetas donde hay 2 soles o 2 o más lunas?
ResponderEliminarMuy linda poesía por cierto. ¡Eros maneja hasta a los astros! Tal cual.
¡Y en esa galaxia serían polígamos o poliandricos! (¿Se dice poliándricos? Como raramente pasa no sé ni cómo se dice.¡Jem!)
ResponderEliminarEstuve unos días en Perú y justamente allí aparece por todos lados la imagen del sol y la luna como el matrimonio por excelencia de la cosmovisión inca.
Pero habría que repensarlo. Eso de que la luna brille por la luz del sol y de que sea satélite de la tierra, la hace más bien símbolo de toda la creación y no sólo de la mujer. Dixi. Aunque eso no excluiría la relación amorosa entre el Origen que atrae y los seres que lo buscan.
¡Muy musical tu texto Clemencia!
¡Un baile de giros seductores!
woww! No sabía eso de la cosmovisión inca.
ResponderEliminarInteresante la pregunta de qué pasaría en Jupiter, por ejemplo, con las mil lunas danzarinas...No lo sé. Pero podría ser como en otras culturas, que se practica la poligamia. En mí mundo, el amor es de a dos...pero quizá en otro no. ¿cuál es más real?