Antonio Pugía- Homenaje a Modigliani , escultura
El pensamiento es dinamismo constante e imparable, cuántas cosas pueden llegar a pasar por este recorrido compuesto de millones de caminos; y sin embargo, a pesar de eso, estás en cada uno de esos caminos. El pensamiento está abierto a cualquier cosa que existe, puede llegar a pensar lo que sea; y sin embargo, el mío se conforma y es feliz con sólo pensarte a ti.
Y esto, sólo siendo un concepto, ni hablar cuando gracias al recuerdo puedo imaginarte y darte vida en mi conciencia. Y aunque estás viva en mi memoria, no soy tan buen artista; no puedo representarte tan bien como la propia realidad que fascina mis ojos.
La espera de poder verte es tan emocionante como la espera de la salida del sol. El cielo cambia de color: se pone rosa, se ruboriza con su salida; así como tú me ruborizas a mí; y como el sol, deslumbras mis ojos. Con tu llegada cambia la perspectiva de la mirada, de la vida entera: se carga de sentido. Tu llegada hace que me recorra el cuerpo un escalofrío, las rodillas me tiemblen, el estómago se cierre y el corazón palpite más rápido.
Ya no puedo estar ni conmigo mismo si no estás cerca. Y allí, a lo lejos, te veo venir. No sé qué será. Tal vez tu pelo bailando con el viento, ese pelo con forma única que sólo te caracteriza a ti, tan suave como la espuma de las olas. Quisiera que estés más cerca para olerlo y viajar al paraíso. Tal vez tu piel, esa piel que cuando la acaricio pareciera que estoy tocando infinitos pétalos de rosa. Tal vez tus labios, manantiales de mi desierto corazón; y tu sonrisa, remedio para cualquier tristeza.
Veo tu cuerpo caminando hacia mí, y confirmo el hecho de que somos creaturas hechas por Dios. ¿Quién más sino un perfecto dibujante? ¿Quién más sino un excelente pintor pudo haber hecho tal perfección? Tu existencia es un pequeño regalo de Dios para mostrarnos lo que verdaderamente es la belleza ideal.
Cómo quisiera volver a ver esos ojos transparentes, que cada vez están más cerca. Esos ojos sinceros, honestos, reflejos de tu alma pura. Un alma llena de fortaleza, llena de vida, llena de amor para dar. Cómo quisiera una pizca de ese amor que me plenifique y le dé un nuevo rumbo a mi ser.
Te veo y me siento pequeño. ¿Cómo cabe tanta humildad en tanta grandeza? ¿Seré digno de ti? No lo sé. Seguramente no. Sólo sé que sería feliz si tan solo me regalaras una conversación, una caricia, un perdón.
Cada vez estás más cerca, y cada vez me siento más yo mismo. No soy yo mismo plenamente si no estoy contigo, no soy hombre verdadero si no es en plena complementación contigo. Ya estás acá. Caigo de rodillas, me regalas una sonrisa; tu aroma, como un mar de jazmines; tus ojos, brillando como una noche estrellada. Es una mirada de amor, una mirada que ya me ha perdonado. El llanto me agobia. No existe nada más, todo más allá de ti se desvanece. Ya casi toco tu mano. Y sin embargo, por más real que era, no llego a tocarte. Aún me faltaba algo: despertar. Y lo real es más cruel de lo que creía, me hace notar que ya no estás conmigo.
Nicolás Balero Reche
¡Qué romántico!
ResponderEliminarCuando lo leímos en casa con Martín y Fernanda en seguida nos pasó Ruben Dario por la cabeza y empezamos a recitar de memoria a coro:
"Por una mirada, un mundo
Por una sonrisa el cielo
por un beso ...
yo no sé qué te diera por un beso"
O el pasaje en que Adan Buenosayres relata la visión de su amada en el jardín de la casa de Saavedra.
Ufff... El texto te invita a viajar.
ResponderEliminarComo dijo Marisa, muy romántico!
Me encantó!
Cariños!
increible.
ResponderEliminarno tengo mas palabras amigo.
Sos un genio escribiendo! muy lindoo