Liliana Porter, Trabajo Forzado 2008, Muñequita y tela sobre estante. Medidas variables
Quién pensó que el amor de Platón
Tendría lugar en un balcón
Creyendo que sólo en otro mundo podía existir
De la mano de un Montesco y una capuleta
Shakespeare nos hizo sonreír
Tratándose de un amor prohibido
Aún cuando era un amor correspondido
Fue verdaderamente un amor ideal
Quizás imposible, pero real.
Y nuevamente, nos volvemos a cuestionar,
Si es verdad que existe aquél otro mundo
O más bien si estamos de acuerdo con su discípulo.
Pues, quién hubiera pensado, que el amor de Platón
Tendría lugar en un balcón.
Paula Munaretto
Paula: te dejo el final del comentario de Walter Benjamin a "Las afinidades afectivas de Goethe" (otra historia de amor imposible y de trágico final). Benjamin termina su comentario de modo muy conmovedor y quizas en línea con el tuyo y con tu esperanza de encontrar un lugar para que lo real no desaparezca en la nada.
ResponderEliminar“Porque la apariencia de reconciliación puede, debe ser querida: sólo ella es la morada de la esperanza extrema. Así, ésta se le escapa por último y sólo como una temblorosa pregunta resuena el «qué bello» al final del libro por los muertos que, si es que lo hacen, esperamos que despierten no en un mundo bello, sino bienaventurado. Elpis es la última de las Palabras primigenias: a la certeza de la bendición que los enamorados de la nouvelle se llevan a casa responde la esperanza de salvación que albergamos para todos los muertos.” (…) "El misterio es en lo dramático el momento en que éste se eleva desde el ámbito de la lengua que le es propia hacia una superior e inalcanzable para aquella. Por eso jamás puede cobrar expresión en palabras sino únicamente en la representación; es lo «dramático» en el sentido más estricto. Un momento análogo de la representación es, en Las afinidades electivas, la estrella fugaz. A su fundamento épico en lo mítico, a su extensión lírica en la pasión y la inclinación, se une su coronación dramática en el misterio de la esperanza. Si la música encierra verdaderos misterios, éste sigue siendo, por supuesto, un mundo mudo, del cual jamás ascenderá su sonido. Pero a qué mundo está dedicada sino a éste, al que le promete más que pacificación: la salvación. Eso está escrito en aquella «tabla» que Georg ha colocado sobre la casa natal de Beethoven en Bonn:
«Antes de que estéis fortalecidos para la lucha en vuestra estrella
Os canto lucha y victoria de estrellas más altas
Antes de que lleguéis a asir el cuerpo en esta estrella
Os invento el sueño en estrellas eternas.»
Este antes de que lleguéis a asir el cuerpo parece estar destinado a una sublime ironía. Aquellos enamorados jamás llegan a asirlo. ¿Qué importa si jamás estuvieron fortalecidos para la lucha? La esperanza sólo nos ha sido dada por los desesperanzados.”
(Walter Benjamín, Las afinidades electivas de Goethe, Barcelona, Gedisa, 1996, p. 101-102)
Me hizo acordar a lo que es existir realmente. Y si en la ficción los personajes ideales existen, el amor ideal existe, ¿por qué es menos real que la realidad? En "Expiación" de Ian McEwan, Briony pretende redimirse dándole un final feliz a la vida de su hermana, substituyendo así el verdadero final, amargo y trágico. "Sé que siempre hay un cierto tipo de lector que se verá compelido a preguntar: pero ¿qué sucedió realmente? La respuesta es sencilla: los amantes sobreviven y prosperan. Mientras exista una sola copia, un manuscrito solitario de mi versión definitiva, mi hermana espontánea y fortuita y su príncipe médico sobrevivirán para el amor"
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