Delacroix, La libertad guiando al pueblo, 1830
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Quinientas palabras al
aire, y un poco de sabiduría,
Caminos que todo lo
dicen, que todo lo ocultan, que son de misterio.
Misterios siempre misteriosos,
ruda macho, ruda hembra;
¿Dónde está la guarida
tibia, el fondo del mar, el eterno descanso?
Hoy toco el espejo,
que inmóvil veo, pero no atravieso...
¡El mundo mágico no
existe, ilusa! me grita desgarradoramente, racionalmente.
Hoy son castillos en
el aire, tu dolor, tu llanto, tu esperanza, tus sueños todos,
hoy seguirá siendo
hoy, y mañana será otro día.
Y mientras el tiempo
pasa, y la espiral crece, y crece, y crece;
esta dura realidad
sigue su curso, indiferente, indolente, realidad real
golpe, puño, estocada,
carne de cañón, podredumbre,
espanto, huida y
desazón.
Quinientas palabras al
aire, quinientos años, milenios o quién sabrá...
misterio de los
misterios, pérdida pérfida,
descorrido velo, roto,
muerto, espíritu humano;
humano dolor.
Carolina
¡Qué bueno Carolina tenerte otra vez!
ResponderEliminarTu poesía me llega como una poderosa queja por la vida. ¿Por la vida? ¿Por lo que hemos hecho con la vida? ¿Por lo que no podemos lograr?
La imagen que elegiste habla de la lucha y la esperanza. Pero es una esperanza que surge también de la violencia.
Promete una victoria a medias.
Una victoria llena de lágrimas. Mmmm. Es cierto: se trata del hombre.
¡Hola querida Marisa! Gracias por la cariñosa invitación que recibo cada mes!
ResponderEliminarSi, el costo de obtener la verdad, a mi entender, muchas veces lleva implícita cierta violencia, cierto duelo, dados por la pérdida de aquello que nos brinda seguridad. Apertura que hacemos desde nuestra subjetividad más íntima hacia la objetividad del mundo, y viceversa.
Imaginé, en la pintura, el sentimiento de cada persona en su lucha cotidiana por sostener sus ideales, por transformar y transformarse en aquello a lo que aspiramos. Una especie de "Revolución Francesa cotidiana".
La esperanza es la que nos guía, y si bien, la victoria humana inevitablemente es a medias, está llena de lágrimas y sinsabores, no por ello deja de valer la pena el intento... queriéndolo o no, ya estamos inmersos en la batalla, por lo que ¡Allez! ¡A la Bastille!
Carolina