“¿Y qué
esperabas?”,
preguntás
mientras siento
tu mirada
atravesándome.
¿Qué
responderte?
Sellaste mis
palabras,
sellaste mis
labios,
porque los
tuyos ya no son míos.
Respeto
le llaman a
esa distancia
que exige el
amor.
Anhela
cercanía,
y se le
impone un alto ahí
para no
hacer del amado abismo
una
superficie.
“¿Y qué
más?”.
Otra vez la
pregunta.
¿No es
obvio?
Quiero que
me quieras,
que me vuelvas a querer.
Puede pasar
el tiempo
¡ay!
¡ojalá no
hubiésemos pasado
uno sin el
otro!
Y seguimos
pasando:
con vos la
vida,
conmigo la
nada – a labios sellados.
“La mujer
siempre espera”,
sagrada
lección de la inmortal Penélope.
Por eso,
sigo pasando y
-a labios
sellados-
no pierdo la
esperanza.
Inés Lagos
¡Muy triste Inés! ¡Y qué femenino! ¡Qué romántico!
ResponderEliminarMe dolió eso de
"Sellaste mis palabras,
sellaste mis labios,
porque los tuyos ya no son míos"
La impotencia del desamor. Nos es arrebatada esa atención amorosa del otro que antes nos era tan familiar como el aire que respiramos.
¡Qué tremenda soledad! ¡Qué bien la pintás!
Muy lindo Inés!
ResponderEliminarPero a las Penélopes yo les diría que siempre esperen mientras sepan que Ulises las sigue queriendo... sino no hay que gastar pólvora en chimangos, una sagrada lección de los paisanos!
Wow! Muy lindo, muy triste, pero..que lindo que te reclamen, le digo a aquella persona que te dejó. Todo el mundo deberia exigir amor y justicia. Un aplauso para Penélope o Ariadna porque no. Beso
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