miércoles, 19 de septiembre de 2012

Mirar (Estanislao Zuzek)

 


              

  Esa tarde de verano habíamos bajado desde la montaña al entonces aún pueblo de Bariloche, al parador – sede de nuestro club de montañismo; muy sencillo pero acogedor y dónde todos nos hacíamos amigos y compartíamos lugares visitados, vistas, peripecias, emociones, chismes, estado de caminos y picadas, etc.

                Coincidía nuestra estancia con la de un  matrimonio mayor, padres de un colega mío de trabajo. En realidad él se desempeñaba en otro sector y, por lo tanto, nuestros encuentros eran más  bien esporádicos. Me parecían estar frisando los setenta años, pero muy animosos, afables y atentos, siempre. Esa tarde regresaron al parador bastante después que nosotros. Venían de pasear de a pie. La señora traía en sus manos un bellísimo ramillete de florecillas, de ésas que uno suele asociar sólo a un cantero cultivado exquisitamente. Se me ocurrió formularle una pregunta pero, confieso, con una pizca de malicia, insinuando una posible predación en lo ajeno, señalándole ese ramito:

                - “¿Señora, por qué hermoso jardín acaban de pasar ustedes…?”

                - “¡No, nada de eso! Por ninguno. Más bien estuvimos paseando por Villa Catedral y son de ahí.”

                - “Nosotros también pasamos por la Villa en la tarde de hoy, pero no vimos nada de eso…”

                - “Bueno, nosotros, cuando paseamos, solemos caminar por los senderos muy despacito y tratamos de observar con detenimiento todo a nuestro rededor y también mirar detalles a nuestros pies, como estas florcitas por ejemplo; hermosas, ¿no?”

                - “¡Sí, preciosas!”

                Y concluyó modestamente: “…y, a medida que aparecían, íbamos recogiéndolas, nomás. Y ¡aquí están!, ¡Miren!”

                ¡Claro! Una forma distinta de mirar. En la marcha, detenerse y… mirar. O también: mirar… para detenerse – para admirar. Estar atento… en sosiego… contemplación. Sencillo, ¿no?

                Para nosotros – “buscadores” de la belleza y emoción en lo grandioso de los panoramas, cimas, hondonadas, valles, lagos y arroyos – fue todo un contraste, y desafío. Pues, mochila al hombro, recorríamos distancias relativamente grandes, por terrenos de todo tipo, “en piloto automático”, a velocidad de crucero y copiosa transpiración, hacia metas preestablecidas… para - finalmente - ver pasar volando raudamente ante nuestros ojos las ramas de arbustos o cañas coligüe a la vera de las picadas. Y no mucho más. Cuánto de lo más inmediato a nosotros durante esas marchas - y que se nos ofrecía al alcance de la mano - quedaría ignorado para siempre.  La belleza en lo menudo – quizás efímera como una florcita o un bichito -  la pasábamos por alto, simplemente por no habernos tomado el tiempo para contemplarla …  ¡en ese instante! Es el precio del dinamismo puro…, pues. Los instantes no vuelven, jamás.

                Las distintas formas de mirar son maneras complementarias de percibir la realidad en sus más variadas manifestaciones y, a su vez, configuran las más variadas maneras de aproximación a la belleza - siempre y cuando estemos predispuestos a percibirla, mirar y admirarla y, luego, vivirla. Por lo visto, los caminos para lograrlo son varios y, con seguridad, también a la medida de la aptitud de cada uno.


 Estanislao Zuzek

5 comentarios:

  1. Se podría decir entonces Estanislao, "Dime qué miras y te diré quién eres".
    Cada uno presta atención a lo que le parece importante. Pero quizás lo que es verdaderamente importante nos pasa desapercibido.
    Miramos por la ventanilla equivocada en el tren de la vida.
    Esos encuentros, como el que usted comparte, obligan a purificar la mirada. A reconsiderar nuestras prioridades. Al menos mientras ocurren o cuando se hacen oír despacito en nuestra memoria iluminando una situación presente.
    ¡Gracias por compartirlo!

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  2. Sí, Marisa. Coincidimos. Pero lo completaría con un "cómo". Así: "... te diré quién y cómo eres". Joven, ansioso, consumista, detallista, maduro, viejo experimentado, sabio...o varias cosas a la vez; egocéntrico o altruista, magnánimo y universal tal como Milagros discurre sobre la mirada. ¡Ojalá tuviéramos todos una mirada así de amplia! Creo que con el transcurso de la vida todos vamos purificando nuestra mirada y enfocándola cada vez más en lo realmente importante... Eso es inexorable y hace a la madurez de cada uno. Pero ello exige predisposición para el cambio y esfuerzo correspondiente - ¡que vale la pena! - Además, la ilustración es muy apropiada, ¡gracias!

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  3. Y después de leer los escritos sobre miradas y el mirar, concluyo en una convicción personal, en ese aprendizaje del que hablas Estanislao: mirar con la mirada de un niño... En eso, en el "MIRAR" son los mejores maestros...

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  4. Sí, me encantaron las flores de la foto!
    creo, aparte de lo que decís, Estanislao, que hay gente que tiene el talento de mirar grandes panoramas y otras detectar los detalles. Komar decía sinoptikós-dialectikós, ¿se acuerdan? algo de eso me parece también hay en tu texto. Me encanta cómo a veces y últimamente más, rescatás las pequeñas o grandes anécdotas.

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  5. Muy lindo Estanislao, de cualquier manera no me gusta que nadie corte flores, menos aún las silvestres.

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