sábado, 15 de septiembre de 2012

Metamonumentos (Marcelo Gobbi)

 






                Me pasan cosas un poco extrañas al encontrarme con eso que los rosarinos llaman Monumento a la Bandera, cada vez que vuelvo de comer en “Escauriza” (nunca me gustó eso de cocinar el pescado a la parrilla porque se seca demasiado, pero la boga de ahí no está nada mal).
De entrada, malos pensamientos. Repito de memoria el artículo de Ayn Rand que se llama justamente Los constructores de monumentos y temo, por aficionarme a semejantes lecturas, ser dantescamente condenado a marcharme adonde sea que deban ir los réprobos, justo en una ciudad gobernada por socialistas.
Después me pongo a pensar que una bandera es un símbolo, algo que evoca o representa a otra realidad. Y que esa función de representación normalmente la cumplen también los monumentos. Me asombro, entonces, de que alguien haya erigido un símbolo para agasajar a otro símbolo, acaso el de la Patria.
Esa conclusión inútil cataliza una de mis obsesiones más incontrolables: el apetito desordenado por imaginar una serie circular, y por eso inacabable, de símbolos. Se me ocurre construir el Monumento al Monumento a la Bandera, al que luego decido evocar, a su vez, mediante un escudo, al que enseguida quiero homenajear componiéndole una marcha, en honor de la cual después me imagino construyendo un monumento, e via dicendo. La última vez pasé mentalmente como cinco veces por el Monumento a la Bandera.
                Cada vez que la doctora Manfredi se entera de algún síntoma nuevo lo único que hace es agregarme remedios, a cual más caro. Por eso me resisto a contarle esto que me pasa en Rosario al volver de la parrilla “Escauriza”. A lo mejor esta vez tengo suerte y nada más me prohíbe comer pescado a la parrilla. No me molestaría para nada (nunca me gustó el pescado a la parrilla, se seca demasiado, aunque no sé si dije ya que la boga de “Escauriza” no está nada mal).


                                                                                                                                 Marcelo Gobbi

4 comentarios:

  1. Yo no te dije "dale" yo te dije si querías que te contara el cuento de la buena pipa.

    Quizas la boga se la termine comiendo la Dra Manfredi. Yo la acompaño (me tentaste) pero que pague ella.
    Podemos evitar pasar por ese enorme monumento y llevar simplemnte el celeste y blanco en el corazón sin tanta alaraca.

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  2. Tu texto me hizo acordar a la tapa que tenía "La rebelión de Atlas" de A. Rand que me prestaron. Por tu obsesión por descubrir las pequeñas incoherencias de la vida me pinta que vas a terminar siendo un Hércules, porque dudo que detengas la rueda que tiraste... Pobre Manfredi va a tener que pagar la cuenta de Marisa y de vos tiene para rato!

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  3. Muy buen texto, escrito con una fineza y naturalizad increíbles.

    Y sí, lo de los símbolos... ¡ay, los símbolos! ¡Están por todos lados! Todo lo marcan. Genial el círculo de símbolos que planteás, y que se vive en lo cotidiano.

    Y tu final marcando nuevamente un círculo... ¡fantástico!

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  4. La tapa que recuerda Ángeles me recuerda la primera oración del libro. Sospecho que Marcelo sabe quien es John Galt.

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